Empresas de Familia. Introducción.
Para introducirnos en el tema, es oportuno definir a las empresas de familia como la organización en la que la mayoría de los votos societarios están en manos del fundador o fundadores, y de su familia, por lo que controlan la empresa, y en la que habitualmente se busca traspasarla a los descendientes, de generación en generación. Y es sabido que las empresas de familia conforman un porcentaje alto de incidencia en la economía global, influyendo en el crecimiento económico de muchos países y en el empleo de su fuerza de trabajo.
Existen empresas de familia en las más variadas industrias, y con tamaños bien diferentes, algunas pequeñas, otras medianas y otras son grandes empresas incluso transnacionalizadas. Por citar algunas como el Grupo Arcor, en Argentina; Benetton y el Grupo Fiat, en Italia; L’Oreal, el Grupo Carrefour y Michelin, en Francia; BMW y Siemens, en Alemania. Por lo tanto, el término empresa de familia, no se refiere a su tamaño estructural ni a su poder económico.
La empresa de familia se caracteriza por la conformación del capital total o mayoritariamente privado y por organigramas llenos de consanguinidad, por los lazos sanguíneos de sus integrantes. Asimismo, la mayor parte del capital y de la propiedad de la empresa es de la familia que controla, dirige y gestiona la empresa, especialmente en las pequeñas y medianas.
El interés en su perpetuidad suele ser más marcado en el fundador, aunque los sucesores pueden ir desarrollando este interés, a medida que se sienten parte de la empresa de familia, poniendo en práctica sus propias ideas y liderando equipos de trabajo. Recordemos que la participación genera compromiso en las personas.
“Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes”.
Deuteronomio 6:6-7. Versión Reina Valera 1995 (RV1995)
La siguiente generación crece (hijos y primos) y se va incorporando en la empresa familiar, la continuidad de la empresa de familia parecería estar asegurada. Sin embargo, esto no garantiza el crecimiento cualitativo de la organización. A lo largo del camino de la empresa de familia, que cobijará a varias generaciones, existen desafíos permanentes en torno a las relaciones interpersonales, los movimientos económico-financieros y las sucesivas etapas de profesionalización de los involucrados.
Todo esto supone grandes esfuerzos personales, familiares y extrafamiliares, incluyendo colaboradores externos a la familia, sea en relación de dependencia o como colaboradores independientes.
En más de una ocasión la familia se encontrará en situaciones similares, atravesando una y otra vez obstáculos que parecen iguales. Sin embargo, no lo son, porque las vivencias siempre aportan nuevos puntos de vista, siendo posible recurrir a las experiencias pasadas y a los aprendizajes que obtuvieron en dichas oportunidades.
Saberse interdependiente y actuar en consecuencia para el bien de todos, dirigidos por la sabiduría del Señor, es una de las claves para prosperar en la empresa de familia.
Agregaría: tener sueños compartidos, impulsar proyectos concretos en la familia y ejecutar desafíos en la empresa, mantenerse aprendiendo. Unánimes, confiando en el Señor y Salvador Jesucristo. Siempre hay algo que podemos hacer para mejorar la realidad que nos preocupa, ocupándonos.
Fragmento extractado de mi primer libro “Empresas de Familia. Procesos de Cambio en Tiempos de Adversidad”. Editorial Amazon. Edición 2020.