Mentalidad de Fundador. Parte 1.

Mentalidad de Fundador. Parte 1.

Las empresas de familia tienen un peso mundialmente relevante en las economías. No solo por su actividad en las más diversas industrias sino también por la capacidad de empleo que despliegan, desarrollando habilidades y aprendizajes tanto individuales como grupales, que finalmente redundan en bienestar económico y social.

Es así de importante el doble rol del liderazgo que tiene el padre de familia y dueño de empresa, quien necesita dirigir con la excelencia de Dios, tanto a su familia como a su empresa, gestionando con sabiduría y fortaleza para que ambos ámbitos se complementen en armonía, con miras al crecimiento y el desarrollo de la familia y de la empresa.

Es TAN medular que el padre y dueño, se posicione como líder de la familia y de la empresa, que su preparación constante, diaria, con Dios es ineludible.

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado;

pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás,

y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta,

al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

Filipenses 3:13-14. RV 1960.

Es muy alentador recordar que Dios hace todo nuevo cada día. Todo líder necesita atreverse a soltar el pasado, y caminar por fe hacia lo nuevo de Dios para la familia y para la empresa que dirige.

Dejar atrás lo que ya no nos fortalece -e incluso nos desanima-, puede no ser una tarea sencilla; depende mucho del carácter del líder y de la profundidad de la herida.

Deberá entregar esas cargas al Señor y así ganará fuerzas para perdonarse y para perdonar a los demás, aceptar y dejar atrás los dolores del pasado. De alguna manera, Dios nos sana cuando le entregamos esas cargas imposibles de llevar.

Y al tiempo comprobamos que nos ha renovado el corazón, y estamos mejor dispuestos a comprometernos con el gran desafío de alcanzar la Visión de Dios en nuestra breve y maravillosa existencia.

En mi experiencia de consultoría y capacitación para empresas de familia, he comprobado que el fundador y padre, SIEMPRE está en el frente de batalla… Es una demanda emocional e intelectual permanente, muy intensa, que puede elevar o erosionar los vínculos fácilmente, con los familiares y con los colaboradores.

Habitualmente, recomiendo a mis clientes que hagan todo lo posible por tener un espacio familiar para dialogar y acordar los temas pendientes. Asimismo, es fundamental enfocarse en los aspectos del negocio, plantear objetivos desafiantes que reúnan las voluntades hacia el éxito.

Esta recomendación de separar los espacios familiares y empresariales tiene un doble cometido:  por un lado, preservar a los familiares y a los colaboradores de las internas familiares, y por el otro, cuidar las relaciones familiares, más aún a medida que la familia se extiende.

Claro está que no es una tarea sencilla. Familia y empresa conviven en la empresa y en la mesa. Sin embargo, paso a paso confiemos en que podremos conquistar la estabilidad vincular en la familia y en la empresa.

¡DISFRUTA de la Plenitud del SEÑOR!