El Poder de Dios en la Empresa de Familia.

El Poder de Dios en la Empresa de Familia.

Muchas empresas de familia comienzan como emprendimientos basados en las profesiones y oficios de sus fundadores, incluso, a través de un negocio o punto de venta. Necesitan equilibrar aspectos bien definidos para optimizar sus recursos disponibles y así crecer y desarrollarse.

Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”.

Josué 1:9. Versión Reina Valera 1960

Y en casi todos los casos, avanzar en el proceso de mejora continua, tanto en el plano individual como en el grupal, ha sido y es la clave para alcanzar nuevos niveles de productividad y felicidad en todos los ámbitos de la vida de los involucrados.

En “involucrados”, incluyo tanto a los colaboradores familiares como a los que no lo son, porque el clima organizacional influencia el comportamiento de todos los colaboradores más allá del vínculo sanguíneo.

Existen situaciones en las que las personas y sus familias, logran superar los obstáculos mientras que, en otros casos, las situaciones emocionales no resueltas los distancian, y, finalmente, perjudican gravemente la gestión de sus empresas.

Al punto que empresas con potencial de éxito, viven períodos de tambaleo en su rentabilidad por la decisión de sus miembros de abandonar el proyecto familiar, por desacuerdos que podrían tener solución en el largo plazo. Las desavenencias familiares ponen a las empresas de familia en situaciones críticas, dado que sus integrantes desatienden sus propios crecimientos y desarrollos personales y familiares, dejando a la empresa con una base magra.

Y no es que no quieran amigarse para llegar a acuerdos. Lo que sucede es que, aun queriendo vivir en paz, la voluntad humana no resulta suficiente. Necesitan el poder sobrenatural de Dios para perdonarse, para aceptarse, para amarse y avanzar con un proyecto conjunto tan comprometedor como es la empresa de familia.

Las empresas crecen cuando sus integrantes crecen. La transferencia de valor es directa, aunque lleve tiempo darse cuenta de ello, siendo que los humanos perdemos la relación entre las causas y las consecuencias, porque ambas son múltiples.

El Señor y Salvador Jesucristo, nos dirige con Su Sabiduría Eterna, para tomar las decisiones que producen verdaderos cambios cualitativos en las personas, familias y empresas. Él es el único que nos garantiza el éxito sustentable, a pesar de las circunstancias.

Fragmento extractado de mi primer libro “Empresas de Familia. Procesos de Cambio en Tiempos de Adversidad”. Editorial Amazon. Edición 2020.

¡DISFRUTA de la Plenitud del SEÑOR!