Proceso de Profesionalización.
Las empresas familiares y no familiares indistintamente atraviesan todos o algunos de los ciclos de vida descriptos en el capítulo anterior, añadiendo sus particularidades de gestión, y las reglas de juego propias de la familia y del mercado en el que se insertan y operan.
A lo largo del ciclo de vida organizacional, el fundador suele aplicar tres estilos de gestión, para abordar la realidad empresarial. Estos tres estilos de gestión son el Personal, el Transicional y el Impersonal. Cada uno de estos estilos de gestión tiene su razón de ser, sus causas y consecuencias particulares.
Estos estilos de gestión suelen ser inevitables, impuestos por las circunstancias, que se suceden siguiendo la evolución del emprendimiento, para avanzar en el camino de la empresa, hasta que ésta se consolida. Además, estos estilos de gestión están muy influenciados por el tipo de liderazgo del fundador; de aquí que sea tan necesaria su preparación empresarial.
“Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres. Pues ya saben que, en recompensa, el Señor les dará parte en la herencia. Porque ustedes sirven a Cristo, que es su verdadero Señor”.
Colosenses 3:23-24 (DHH)
El Proceso de Profesionalización acompaña a una organización -o debería hacerlo- desde su inicio hasta su fin, proveyendo el conocimiento y la aplicación de las mejores prácticas empresariales, que renuevan y fortalecen cada etapa de la vida organizacional, facilitando la gestión y extendiendo el ciclo de vida empresarial.
La Profesionalización consiste en incorporar conocimientos, habilidades y herramientas para una acción diaria más potente; a modo de “brújula”, guía la gestión del emprendimiento desde sus primeros pasos, desde la Familiaridad hacia la Empresarialidad, desde la informalidad hacia la formalidad, alternando momentos conocidos y otros inciertos.
Desde la Familiaridad hasta la Empresarialidad, el emprendedor comenzará con el estilo Personal (“yo soy la empresa”), para luego ingresar en el estilo Transicional (“la empresa me excede”), una zona gris, a veces confusa, pero de gran crecimiento; para finalmente alcanzar el estilo Impersonal (“yo no soy la empresa; yo soy yo, y la empresa es la empresa”). Todo esto tendrá lugar a lo largo del Ciclo de Vida de la organización que creó.
Y este proceso tan complejo y multivariable, tendrá lugar en el marco del estilo de liderazgo predominante del emprendedor, en la magnitud de las capacidades y de la visión que tenga, y en el fluir de los desafíos del mercado que lo acoja. Todo esto para cumplir sus sueños de logro y trascendencia personal y familiar.
El proceso de profesionalización, que requiere de teoría y práctica, debe ser constante ya que es imprescindible para el crecimiento y el desarrollo de cualquier emprendimiento; y porque requiere de tiempo para atravesar la curva de aprendizaje, que traerá el beneficio de las experiencias, produciendo maduración en todos los involucrados.
Fragmento extractado de mi segundo libro “Empresas de Familia. Cimientos para la Profesionalización”. Editorial Amazon. Edición 2020.